MANTECADOS EN MAZUECOS

La primavera es lo que tiene, que tan pronto hace sol como en pocos minutos puede caer agua a cantaros. Eso es lo que ocurrió este domingo en la etapa 17 del calendario. A la salida nos encontrabamos Diego, Carlos, Ventura, Botella, Ramón, Juan, Carlos Galisteo, Felix, Grego, Juan Carlos, Victor y un aficionado de Fuentidueña que últimamente hace salidas con la peña. El recorrido se presentaba exigente, por lo que se salío a un ritmo tranquilo, y siempre mirando al cielo, donde en el horizonte veíamos unas nubes negras que temíamos que nos descargasen agua encima, pero que iban en dirección Guadalajara. Lo cierto es que ibamos detrás de la nube, ya que en algunas zonas la carretera estaba encharcada de haber llovido minutos antes, como al paso por Driebes, donde las calles y la carretera acumulaban bastante agua. Nada más pasar la subida de Driebes, un pinchazo nos hace parar, mirar atrás y ver que nos perseguía otra nube que venía descargando agua a cubos. En ese momento el grupo se divide, unos deciden al pasar por Mazuecos, tomar un café, y como no, como es habitual al parar en Mazuecos, y si en el grupo va Botella, comprar unos mantecados, tomar un café y un chupito, para calentar el estomago. El resto del grupo decide apostar por continuar con el recorrido marcado, confiando en la suerte para no ser victimas de la tormenta. Pero al llegar a Almoguera, se acaba la suerte y la tormenta les hace poner pié a tierra, para protegerse en algún lugar con techo. Mientras tanto los que decidieron parar en Mazuecos, veíamos la lluvia desde dentro del bar, ante el asombro de los lugareños por vernos salir en bici con esas condiciones meteorológicas. Lo cierto es que entre bromas ya pensabamos en como volver a Villarejo si la lluvia no cesaba, ya que por momentos y visto desde el bar, por las calles de Mazuecos bajaban ríos de agua. Ante un claro en la tormenta decidimos salir, aprovechando unos rayos timidos de sol, que como decía al principio, la primavera es lo que tiene, que tan pronto llueve como hace sol. Asi que salida tranquila, y sin dejar de mirar al cielo, por si acaso volver a parar al paso por cualquier pueblo. Y cuando más tranquilo se rodaba y se iba charlando distendidamente, nuevo pinchazo, y vuelta a parar, lo que sirvió para que la parte del grupo que paró en Almoguera nos alcanzara, y volvieramos hasta Villarejo juntos pero separados, ya que Carlos Galisteo, Felix y Ramón decidieron que había que subir Carabaña, que estaba previsto en la ruta, y el resto decidimos volver por Valdaracete, para llegar cuanto antes a Villarejo.